- Literatura y fotografía, ¿cómo conjuga estas dos pasiones?
- Conjugar las pasiones no es difícil. Lo peor es cuando las obligaciones te impiden hacer aquello que te hace feliz. Para mí, tanto la literatura como la fotografía me resultan imprescindibles. Suelo llevar mi cámara en el bolso y vivo rodeada de libros. Y otra de mis pasiones es el vino.
- Sus libros se compones de narraciones breves que parecen escritas milimétricamente. ¿Cómo concibe cada libro?
- Los cuentos de La novia parapente los escribí muy alegremente, sin pensar que fuesen a ser publicados, y es, sin embargo, el libro que me ha hecho escritora. Aunque también lo escribí con alegría, Dirección noche es un libro más sombrío, quizás porque me sentía más responsable de mi trabajo, y porque intuía que se acercaba una época muy triste para mi familia.
- Algunos de sus relatos transcriben o pasan por distintos lugares de La Rioja, ¿es esta localización un juego de nostalgia por la tierra de sus ancestros?
- Seguro que sí. Pasé toda mi infancia y adolescencia en Haro. A Logroño 'bajábamos' muy a menudo, de compras, al oculista, a examinarnos en el Conservatorio, a sacarnos el carné de identidad y a cenar o comer. Recuerdo un bar de champiñones en la calle Laurel y el desaparecido restaurante La Merced. Y aún conservo sábanas compradas en su día en la localidad de Varea.
- También hay mucho cine, viajes, sentimientos encontrados en su obra narrativa. ¿Cómo contener tanto en tan poco espacio?
- Me gusta ir al cine más que viajar, aunque las dos cosas alimentan mis relatos y mi forma de ver el mundo. Escribo con pocas palabras y, en ese sentido, me considero seguidora de Javier Tomeo, que corrige mucho sus libros, hasta despojarlos de todo lo innecesario.
- ¿Cómo se puede evitar ser una 'novia parapente' o 'dirigirse a la noche'?
- Me han ofrecido varias veces hacer parapente, pero resulta que tengo miedo a las alturas. Y en cuanto a la noche..., eso sí que es inevitable.
- Sus dos libros han sido reeditados, ¿es la maldición del escritor medio ser leído pero no vivir de lo que escribe?
- Vivir de la literatura es complicado, pero se puede vivir de los afluentes de la literatura. Escribo todas las semanas, desde hace cuatro años, para el Heraldo de Aragón. Escribo también textos que me encargan, y voy a bibliotecas, clubes de lectura, mesas redondas, y ese tipo de cosas que rodean a la literatura y que te permiten ir tirando.
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