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Dirección Noche de Cristina Grande

DANIEL CARNEVALLI ESCRIBE SOBRE DIRECCIÓN NOCHE

DIRECCIÓN NOCHE
Editorial Xordica.
Cristina Grande

La editorial Xordica acaba de publicar el segundo libro de Cristina Grande: “Dirección noche”. Pero antes de hablar del libro charremos de Xordica. Qué trabajo tan magnífico el que hace Chusé Raúl Usón. Un editor independiente que pasa de modas y de barandas culturales. ¡¡Un editor que no menosprecia el relato corto!! El editor que recuperó los cuentos de Jesús Moncada, que se atrevió a publicar a Manuel Moyano, a Daniel Gascón, a Fernando Martín, a Cristina Grande… Me gusta su colección Carrachinas. Me agrada su tacto a la hora de editar. Me complace que sea de aquí.
Y ahora: Cristina Grande pertenece a esa cofradía de seguidores de la brevedad, de la ironía sutil, humorística y punzante. Pertenece a ese grupo de escritores lúdicos y lúcidos. Cristina ya ha cumplido los cuarenta y un años. También los cuarenta y un relatos (17 + 24).
Los que leímos “La novia parapente” nos sorprendimos de la frescura, ingenio, precisión, transparencia, desesperanza y humor negro que transmitían aquellas diecisiete historias (aún recuerdo esa rampa que tuvo que colocar Susana para la silla de ruedas que estrenaba su marido).
Muchos de los lectores de “La novia parapente” esperábamos con ganas esta segunda entrega de short stories. Así que cuando me dispuse a leer “Dirección Noche” la huella, el surco que Cristina había dejado con sus esquís en aquel primer campeonato de saltos estaba presente y resultaba fácil seguir la estela. Y como si de una competición de saltos se tratara (estamos en temporada), Cristina va deslizándose por el trampolín dispuesta a tocar el cielo. Y lo hace veinticuatro veces. Y, claro, hay saltos de todos los colores: maridos insatisfechos que viajan en tren, amantes insatisfechas que viajan en coche, madres insatisfechas que viajan en avión, hijas insatisfechas que viajan en autobús. Viajan, pero tiene los pies en el suelo… Viajan para huir de la monotonía, viajan para poderlo contar. Y escribir. Y más. Porque en esta colección de veinticuatro relatos donde las pasiones humanas se cruzan y entrecruzan, donde los narradores se van turnando, donde el viaje es inspiración, hay lucidez: “Tomar decisiones no hace sino aumentar la duda”. Y talento: “Cuando dijo soy una buena persona supe de inmediato que me había vuelto a confundir de hombre”. Y socarronería: “Yo entraba y el salía”. Y referencias cercanas: “Donde muere la carretera alguien te espera, dice una canción de Petisme”. Y mala leche: “Ya llegara el verano, Caperucito Johnson“. E incluso palíndromos.
Y por no haber: no hay retórica, ni pomposos adjetivos, ni formalismos, ni moralejas, ni cierzo, ni excusas para no leer a Dirección noche.
Ah, mi cuento favorito es “Día 13”. Y es que todo se puede contar en menos de dos folios ¿o no?

DANIEL CARNEVALLI

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